La salud cognitiva se refiere a la correcta función cerebral para la atención, aprendizaje, memoria, lenguaje y función ejecutiva, además de la capacidad de tomar decisiones, el buen juicio y la planificación.

Las capacidades cognitivas se entrenan y desarrollan a lo largo de la vida, pero diversos estudios demuestran que su deterioro comienza de forma lenta e imperceptible a partir de los 20 años y se va incrementando con el paso del tiempo.

Diversos factores pueden acelerar este proceso: Patologías no degenerativas como el Covid-19, Ictus... o la reducción de la actividad intelectual, asociada, por ejemplo, a la disminución de nuestra actividad laboral relacionada con la jubilación.

La estimulación cognitiva permite activar y reforzar funciones que están padeciendo un desempeño más lento o que incluso ya se encuentran en desuso.